martes, 24 de febrero de 2009

Perspectivas y Análisis del Problema


Los adolescentes llegan a ser fértiles aproximadamente 4 ó 5 años antes de ser
emocionalmente maduros y muchos se inician sexualmente antes de los 18 años8, y de
contraer matrimonio9. En América Latina y en Venezuela, la edad modal de la primera
relación sexual ocurre alrededor de los 15 años, para los varones y un poco más tarde
para las adolescentes. El inicio de la actividad sexual sin una adecuada educación
sexual y sin los servicios de apoyo de orientación y salud adecuados para este grupo
poblacional, propicia comportamientos de riesgo que pueden acarrear embarazos no
deseados o no planificados.
El embarazo en la adolescencia no sólo representa un problema de salud, también tiene
una repercusión en el área social y económica, dado que implica menores oportunidades
educativas o el abandono total de los estudios por parte de la madre adolescente, lo
que incide en el incremento de la exclusión y de las desigualdades de género,
coadyuvando en el fortalecimiento del círculo de la pobreza10. El UNFPA señala cuatro
aspectos que expresan los impactos de la maternidad temprana:
Riesgo de muerte y enfermedad, sobre todo para las niñas de 10 a 14 años de edad,
quienes tienen cinco veces mayores probabilidades de morir a causa del embarazo o el
parto que las mujeres de 20 a 24 años11.
Oportunidades perdidas: Las madres adolescentes tienen más probabilidades de
abandonar los estudios secundarios, lo que menoscaba sus posibilidades de participar
plenamente en la sociedad, tener ingresos, cuidarse a sí mismas y cuidar a sus hijos.
Estos factores la convierten en una consecuencia de la pobreza y puede acentuarla.
Además se convierte en un factor de transmisión de la pobreza de una generación a
otra, sumando obstáculos para la movilidad social de esa generación y de la siguiente,
profundizando la pobreza.
Más hijos: El inicio temprano de la maternidad aumenta la probabilidad de tener más
hijos que las mujeres que comienzan a procrear más tarde. Esto influye en el tamaño
de las familias y en el total de la población mundial. Así, si en vez de 18 años se
aumentar a 23 años la edad de la madre en su primer alumbramiento, podría reducirse
el impulso demográfico en más del 40%.
Más abortos: A escala mundial, al menos uno de cada diez abortos ocurre entre
jóvenes de 15 a 19 años de edad. En este grupo de edades, más de 4,4 millones de
jóvenes se someten cada año a abortos, un 40% de los cuales se realizan en malas
condiciones, comprometiendo la salud y la vida de la joven. Esto obedece a que muchos
embarazos de adolescentes no son planificados ni deseados, como lo reportan estudios
en América Latina (en Brasil 50 por ciento de los nacimientos de mujeres entre 15 y
19 años no son planificados; en Jamaica, casi 45 por ciento de las jóvenes de entre 15
y 24 años había estado embarazadas alguna vez y habían interrumpido la gestación.12.
También la salud de los bebés puede verse afectada: los hijos de madres adolescentes
tienen de 2 a 6 veces más probabilidades de tener hijos con bajo peso al nacer que las
madres de 20 años o más.

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